5 de diciembre de 2011

Chicle

   
    No sé a quién se lo contaba, el otro día en clase de Religión (si, voy a un colegio Salesiano), Jose Maria, el profesor, había mandado unos ejercicios y todos, uno por uno, teníamos que ir a su mesa para que él echara un ojo a la libreta, comprobando que la teníamos al día. Violeta, que se sentaba a mi lado, fue de las primeras en ser nombrada para acudir a su mesa y poco después fui yo, iba por orden de lista. Cuando volví al sitio después de que Jose Maria diera el visto bueno a mis ejercicios, vi a Violeta que mascaba su chicle con la boca abierta, de forma muy exagerada, así que le dije muy serio:

    -Violeta, dice Jose Maria que tires el chicle a la basura.

    Violeta, que era un poco exagerada, me dijo con muchísima desgana que no lo iba a tirar, que lo iba a masticar más disimulada y ya está. Así que se me ocurrió decirle poco a poco a todos mis compañeros de alrededor que cuando fuesen a entregar la libreta y volvieran, le dijeran a Violeta que Jose Maria decía que por favor tirase el chicle. Y eso hicieron, cada vez que uno entregaba los deberes, se acercaba a Violeta y le decía exactamente la misma frase, con lo que Violeta se acercó a la papelera e hizo como si tirase el chicle, pero cuando volvió me dijo que no lo había tirado.

    La gente seguía acercándose a Violeta repitiéndole que Jose Maria decía que tirase el chicle, una y otra vez, hasta que finalmente se acercó uno de los compañeros que menos se esperaba que pudiera decirle eso, de modo que escondió el chicle bajo la lengua, se levantó con toda su dejadez y apoyando sus manos sobre la mesa, gritó desde la cuarta fila:

    -Jose Maria ¡que ya he tirado el chicle!, ¡que te lo prometo!, ¡que ya lo he tirado! ¿quieres que te enseñe la boca? Aaaaahhhh (mientras sacaba la lengua)

    Fue el mejor final que podía esperar de lo que había empezado como una pequeña broma. Jose Maria, que estaba corrigiendo otra de las libretas, levantó la mirada y puso cara de no entender nada de lo que estaba ocurriendo, mientras, yo no dejaba de reírme agachado desde mi sitio.

    Violeta, que tiene mucho sentido del humor, enseguida se dio cuenta de que era otra de mis bromas. Hoy todavía la recordamos como una de las mejores. 

4 comentarios:

  1. Jajajajajajajajajajjajaja una de las mejoreees anecdotaaaas!!!vivaa el desparpajoo de violetaa jajajaja nos entantaa!!tuuus kebapb's!!

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  2. LLORO DE LA RISA JAJAJAJAJAA
    violeta nos ha dado muchas anecdotas en clase jajaja
    que tiempos, joder.

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  3. Esta sin duda alguna es la mejor historia de todas!!!!! Me meoooo de risaaa!! No sabes como me encantan tus historias!! Michelle! :)

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  4. Y siempre maquinando el tío... jajaja que bueno eres... Lo único malo de ser yo, es que conmigo nunca has podido... ^^ te calé desde el principio chaval...jajajajaja

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